—¿Sabes qué odio de las películas?
Jayden emitió un quejido agonizante.
—No me decepciones. Despierta, Jayden. Te hice una pregunta.
«Esa voz».
Jayden intentó abrir los ojos y sintió una punzada de dolor que se
transformó en un grito.
—¿Te duele? Bien. Siente el arrepentimiento.
El hedor a sal en la brisa marina y el nauseabundo gusto a sangre le nublaban la
mente.
Jayden Goebbels recordaba su nombre, que trabajaba como mecánico en un modesto taller en Connecticut, que su esposa se llamaba Mary y que su hijo James era fanático del béisbol.
Un presentimiento terrible le heló las entrañas.
«¿Dónde están?»
"En sus ojos no quedaba nada de lo que Jayden amaba." |
Abrió el único ojo bueno que le quedaba. Los manchones rojinegros en la arena de la playa lo horrorizaron. Jayden, parpadeó varias veces y desvió la mirada. El brillo de la mañana le lastimaba tanto la vista, que casi agradeció cuando alguien se paró frente a él tapando el amanecer.
«No puede ser», pensó reconociendo la silueta.
—Lucas —dijo Jayden sin poder moverse.
Tendido sobre una enorme cruz de madera, deseó desesperadamente que
aquello solo fuese una pesadilla. Pronto abriría los ojos, besaría a Mary en la
frente antes de salir de la cama, iría al patio para darle de comer a Max, su
pastor alemán, y luego él también desayunaría algo; si era lunes, comerían
panqueques, el plato favorito del pequeño Jamie.
Solo tenía que cerrar los ojos y...
Su grito de agonía fue explosivo.
Jayden creyó vomitar. Enloquecía del dolor al sentir la filosa estaca de
metal perforando la palma de su mano derecha, tras uno... Dos... Tres martillazos.
—Jayden, me enseñaste las reglas del buen oyente. No seas maleducado
—dijo Lucas con su característica voz dulce y aterciopelada—. Te pregunté:
¿Sabes qué odio de las películas?
—Maldito —dijo antes de que también clavaran su mano izquierda en la
cruz. El agudo clac, clac, clac del
martillo era tan terrible como la imagen de su carne lacerada y trémula
derramando sangre.
—Detesto que insulten mi inteligencia —continuó Lucas—. Me enfurece que el
villano le hable y hable al héroe una vez que le tiene atrapado.
El dolor lo había despertado por completo y ahora lo recordaba todo.
«Perdóname, Mary. Debí decirte la verdad.» La advertencia había llegado demasiado
tarde. Los cabeza rapada vestidos con hábitos blancos, los mismos que acababan
de clavarlo en la cruz, los habían secuestrado cuando intentaban huir.
Lucas bufó una risita sarcástica.
—¿Por qué hablar? ¡Es el villano!
Jayden luchó por mover sus piernas, pero algo se lo impedía. Una fuerza
invisible lo sujetó hasta que el siguiente clavo atravesó sus pies.
—¡Aghhhh!
—Es el malo de la película.
El mundo le daba vueltas mientras levantaban su cruz.
«¿Jamie?»
—¿Por qué utilizar a su familia como carnada cuando puede matarlos?
«¿Mary?»
La cacofonía de cientos de martillos castigando el metal le hicieron
voltear.
—Mary, no.
—Bang. Un simple disparo y se acaba la película. El villano gana.
Todavía había lágrimas frescas en los ojos sin vida de su esposa.
—¿Dónde está mi hijo?
Lucas se acercó. Todavía no aparentaba más de veinte años. Su pálido
rostro angelical era a la vez terrible y hermoso.
—¿Por qué hablar? —Lucas sonrió—. Verás, el villano usualmente es un egomaníaco que necesita explicar su plan malévolo al héroe y a la audiencia.
—Lucas, por dios...
El cielo rugió y se ennegreció rápidamente amenazando una ominosa
tormenta sobre la costa californiana.
Lucas levantó el rostro y se quitó sus gafas de prescripción para
admirar la tempestad que estaba por desatarse.
—¿La verdad?
—Por favor —lloró Jayden viendo a su esposa—, perdona a mi hijo.
—La verdad es que los guionistas necesitan darle tiempo al héroe para
escapar y triunfar en el último momento.
Un relámpago rojo hendió el cielo y el corazón de Jayden se saltó un par
de latidos.«¿Jamie?» No lo podía creer. Su hijo estaba detrás de Lucas y tenía
una pistola en las manos.«Consiguió escapar. Mi hijo puede salvarnos».
—Deus ex machina.
«No».
Un segundo vistazo le derrumbó toda esperanza.
El niño vestía hábitos
blancos y llevaba la cabeza rapada. En sus ojos no quedaba nada de lo que
Jayden amaba. Esa chispa al ir de paseo al parque, al llegar navidad, al
abrazar a su madre… Esa chispa se había extinguido.
Jayden carcajeó. Preferiría que su hijo estuviera muerto.
Otro relámpago desgarró el cielo dejando caer las primeras gotas de
lluvia, mientras Lucas miraba con compasión como el pequeño Jamie apuntaba a su
padre con la pistola.
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"El Infierno de los Suicidas" estrena todos los jueves y domingos.
El Infierno de los Suicidas por Christian Nava se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en http://navanieves.blogspot.com/.
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¿Es el primero de una serie o hasta aquí llega?
ResponderEliminarSaludos. Es el primer capítulo de una novela Online GRATIS estilo blog. Todos los martes y jueves publicaré nuevos capítulos. A parte, también estaré publicando frases, cuentos cortos, fanfics, pensamientos y similares para mantener nutrido el blog. Estaré pendiente de avisar cada vez que actualice. ¡Gracias por la pregunta Vladimir!
ResponderEliminarExcelente compañero, le hizo falta un "Continuará" como en los viejos animes ;D
ResponderEliminarMucha suerte en esta nueva aventura.
Gracias Vladimir. Tomaré en cuenta el comentario. De hecho, creo que le añadiré una especie de "escenas del capítulo anterior" y un "Continuará" al final.
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